MADRE…. solo hay una.
Estaban dos amigos tomando café y mientras conversaban uno de ellos comento: Mi madre me llama constantemente a la oficina, por cualquier cosa. Y siempre acaba pidiéndome que vaya a conversar con ella, es terrible: Siempre las mismas quejas, que se siente sola, que le duele esto, que lo otro La Verdad, que voy muy poco a visitarla y creo que es porque me molesta su forma de ser.
Ya sabes cómo son los viejos; cuentan las mismas historias una y otra vez y yo estoy muy ocupado. Tú ya sabes siempre me falta tiempo, los compromisos de trabajo, mi esposa, mis hijos, mis amigos y no tengo tiempo para dedicárselo como ella quiere. El amigo que lo escuchaba con mucha seriedad, le respondió: Yo en cambio, converso mucho con mi mama, cada vez que estoy triste.
Voy a pasar un tiempo con ella; cuando me siento solo cuando tengo un problema y necesito fortaleza, voy a visitarla y ella me reconforta, me anima y siempre termino sintiéndome mejor Supongo tu eres mejor persona que yo, dijo sincerándose.
El primero., no creas, soy igual que tu, o al menos lo era porque la verdad es que visito a mi madre en el cementerio. Ella murió hace mucho tiempo, mientras estuvo conmigo yo tampoco iba a conversar con ella, pensaba y sentía lo mismo que tu. Y no sabes ahora cuanta falta me hace su presencia, cuanto daría ahora por sentir las caricias que con tanto amor me prodigaba y que yo estúpidamente rechazaba porque pensaba que ya no era un niño. Cuanta tristeza me da no haber escuchado sus consejos.
Yo tampoco tenía tiempo, mis ocupaciones eran tantas que casi no la visitaba y cuando lo hacía, era solo por unos minutos. Sin embargo, ahora que ya no está le dedico muchísimo tiempo, pero sintiéndome culpable y miserable. Cada vez que sentado frente a la fría tierra del camposanto miro su foto en el mármol gris, puedo leer las palabras que mande grabar ¿te amo? Y sin embargo ella nunca las escucho de mis propios labios. Por eso cada vez que la visito le pido a ella y a dios que me perdonen por haber sido tan duro, por haberla tratado mal, por haberle gritado, por ser tan brusco, tan hipócrita, y por el poco afecto que le di.
Solo que…. No hay respuesta, solo silencio y cuando una brisa acaricia mis mejillas, siento que ella me perdona y a pesar de todo es que me sigue amando con todo el corazón. Mirando a su amigo con los ojos llenos de lagrimas, le dijo: discúlpame, no quería avergonzarte, pero si de algo te sirve mi experiencia, conversa con ella, hoy que la tienes, valora su presencia, agradécele por las virtudes que seguro posee, No esperes a que ya no esté contigo, porque entonces el dolor llegara a lo más profundo del alma y te darás cuenta que ya nunca podrás hacer lo que dejaste pendiente, será un vacío que nunca podrás llenar.
No dejes pasar este día sin decirle a tu madre: TE AMO